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Alejandra Pizarnik - La Condesa Sangrienta (1971).pdf
Type:
Other > E-books
Files:
1
Size:
9.93 MB

Texted language(s):
Spanish

Uploaded:
Jul 20, 2013
By:
Allamistakeo



Texto publicado por primera vez en 1966 en una revista de Buenos Aires, Testigo, año 1, número 1. Posteriormente aparecería en forma de libro (Buenos Aires, Aquarius, 1971), que es la edición que tienen a su alcance ahora de forma digital, pues ya es una rareza bibliográfica. En 1972 fue incluido en el libro "El deseo de la palabra". 

Este texto es una especie de ensayo-poema en prosa sobre la vida Erzsébeth Báthory, la llamada Condesa Sangrienta de Hungría.

Asì, en el prefacio de este libro, la autora argentina nos indica:

"Valentine Penrose ha recopilado documentos y relaciones acerca de un personaje real e insólito: la condesa Báthory, asesina de 650 muchachas.
Excelente poeta (su primer libro lleva un fervoroso prefacio de Paul Éluard), no ha separado su don poético de su minuciosa erudición. Sin alterar los datos reales penosamente obtenidos, los ha refundido en una suerte de vasto y hermoso poema en prosa.

La perversión sexual y la demencia de la condesa Báthory son tan evidentes que Valentine Penrose se desentiende de ellas para concentrarse exclusivamente en la belleza convulsiva del personaje.

No es fácil mostrar esta suerte de belleza. Valentine Penrose, sin embargo, lo ha logrado, pues juega admirablemente con los valores estéticos de esta tenebrosa historia. Inscribe el reino subterráneo de Erzébet Báthory en la sala de torturas de su castillo medieval: allí, la siniestra hermosura de las criaturas nocturnas se resume en una silenciosa de palidez legendaria, de ojos dementes, de cabellos de color suntuoso de los cuervos.

Un conocido filósofo incluye los gritos en la categoría del silencio. Gritos, jadeos, imprecaciones, forman una "sustancia silenciosa", la de este subsuelo es maléfica. Sentada en su trono, la condesa mira torturar y oye gritar. Sus viejas y horribles sirvientas son figuras silenciosas que traen, fuego, cuchillos, agujas, atizadores; que torturan muchachas, que luego las entierran. Como el atizador o los cuchillos, esas viejas son instrumentos de una posesión. Esta sombría ceremonia tiene una sola espectadora silenciosa."